Queratitis, degeneraciones conjuntivales, afecciones en la retina y conjuntivitis irritativas son algunas de las consecuencias de una exposición prolongada al sol, a tratamientos del agua de piscinas y al agua del mar
Los profesionales recomiendan retomar las revisiones oculares, en especial a las personas con degeneración macular asociada a la edad, cataratas, glaucoma, miopía e hipermetropía, diabéticos e hipertensos, así como en los niños con defectos refractivos y estrabismo
Vigo, 10 de agosto de 2020.- Los especialistas advierten sobre las graves consecuencias que puede tener en nuestra salud el descuidar los chequeos y revisiones periódicas por miedo a contraer Covid-19. En concreto, el servicio de Oftalmología de Povisa advierte del riesgo de lesiones en los ojos por evitar revisiones tras el confinamiento, especialmente en personas mayores y con patologías previas, para prevenir problemas que pueden causar pérdidas de visión importantes.
La oftalmóloga de Povisa, Inés Pérez, recomienda un examen exhaustivo de salud ocular para valorar posibles afecciones oculares que hayan podido aparecer durante el confinamiento, y especialmente para controlar a la población con patologías oftalmológicas previas. En concreto deberían de revisarse de manera periódica personas con degeneración macular asociada a la edad, cataratas, glaucoma (tanto el paciente con sus familiares de primer grado), pacientes con defectos de refracción como la miopía y la hipermetropía, diabéticos, hipertensos, aquellos con patologías corneales (como el queratocono) y con problemas de superficie ocular como los que presentan sequedad, queratitis o conjuntivitis, y también los niños con estrabismo y/o defectos refractivos, especialmente aquellos con el diagnóstico de ambliopía (ojo vago).”, asegura esta especialista. La doctora Pérez, especialista en Estrabismo y Oftalmopediatía, también señala que “en el caso de los niños con “ojo vago”, es de esencial importancia durante el verano no descuidar el cumplimiento del uso de gafas y oclusiones para no experimentar un retroceso en la recuperación visual del niño”
Los oftalmólogos recuerdan que, en verano, la alta radiación solar y el cloro de las piscinas pueden provocar lesiones importantes en los ojos, que debe controlar un especialista. La queratitis actínica es una de las lesiones más habituales en esta época del año “y se produce tras una exposición prolongada y sin protección al sol, provocando dolor, ojos rojos, lagrimeo y fotofobia, aunque los efectos suelen desaparecer en uno o dos días. Sin embargo existen pacientes, especialmente niños y jóvenes que desarrollan una queratoconjuntivitis de tipo alérgico estacional y en relación con la luz del sol y precisan tratamiento prolongado”, según explica la doctora Pérez. La radiación solar también aumenta las degeneraciones conjuntivales como el pterigium o la pinguécula y en pacientes con sequedad ocular pueden aparecer erosiones y úlceras corneales con dolor, sensación de cuerpo extraño y problemas de refracción.
Los profesionales advierten también de afecciones en la retina, especialmente en el área macular y en el cristalino como consecuencia de la exposición prolongada a los rayos solares sin protección, acelerando por ejemplo el proceso de formación de cataratas. Por ello, la especialista recomienda usar gafas de sol en verano, para reducir la exposición a los rayos ultravioletas. Es muy importante, señala, que estén homologadas, para que los filtros sean los adecuados y así protejan nuestros ojos. Como complemento, la doctora aconseja el uso de gorros y sombreros.
Y aunque resulta muy apetecible bajar un libro a la playa o a la piscina, los expertos alertan sobre el impacto del sol sobre las páginas blancas de un libro, que multiplica su efecto sobre la mácula de nuestros ojos. Por eso, recomiendan leer siempre con gafas oscuras y sentarse con el libro de espaldas al sol.
El cloro y el aire acondicionado afectan también a nuestros ojos. “El cloro se utiliza como agente desinfectante en las piscinas y el exceso de éste o simplemente su presencia en el agua, puede producir en algunas personas irritación conjuntival tras 30-40 minutos de baño, provocando una conjuntivitis irritativa”, explica la doctora Pérez. Advierte que las personas que usan lentes de contacto deben tener “especial cuidado” porque son más proclives a contraer conjuntivitis y queratitis infecciosas, no solo en piscinas sino también en el mar.
La especialista insiste en la importancia de usar gafas de natación en las piscinas, para evitar la exposición al cloro y las consiguientes infecciones e irritaciones en los ojos. Así, explica que es necesario lavarse los ojos con agua dulce después de la piscina “El agente causal más grave es la Acanthamoeba por la facilidad con la que prolifera en el agua de las piscinas”, asegura.
Además, los oftalmólogos advierten sobre el efecto en nuestros ojos del aire acondicionado que, aunque imprescindible durante los meses de verano “produce sequedad ocular que se traduce en molestias diarias continuas, empeorando nuestra calidad de vida”. Para evitarlo recomiendan usar lágrimas artificiales que ayuden a nuestra película lagrimal a permanecer en la córnea durante más tiempo, minimizando los efectos indeseables de la sequedad ocular o incluso haciéndolos desaparecer.
El confinamiento primero y las vacaciones de verano después han hecho aumentar de manera destacada las horas que pasamos delante de los dispositivos digitales. El Servicio de Oftalmología de Ribera Salud en el Hospital Povisa recuerda que la actividad de visión próxima continuada, en especial ordenadores y teléfonos móviles, tiene consecuencias para la vista, con la fatiga y sequedad ocular son los síntomas más comunes, pudiendo producir visión borrosa, diplopía (visión doble), fluctuaciones de la visión, fotofobia, sensación de cuerpo extraño, enrojecimiento y lagrimeo, por lo que también recomiendan retomar las revisiones periódicas. En este sentido, Inés Pérez alerta sobre la influencia del estilo de vida y actividad visual sobre la vista de los niños: “Diferentes estudios apuntan a que el estilo de vida y de ocio de los niños (pasar muchas horas en sitios cerrados, leyendo, escribiendo, viendo la tele o con diferentes dispositivos electrónicos), puede ser una de las principales causas del aumento en la aparición y la progresión de la miopía”, señala. “Los niños con miopía de comienzo temprano y progresión rápida precisan de revisiones oftalmológicas específicas encaminadas a evaluar distintas opciones de tratamiento para el control de la progresión de la miopía”
Todos los centros sanitarios de Ribera Salud han tomado las medidas de seguridad y protección necesarias entre profesionales y pacientes, con protocolos específicos anti-COVID19, que garantizan la seguridad en las consultas y salas de espera.
Nota de prensa